jueves, 2 de junio de 2016

Tears Of The Sea: Capítulo VII

VII

El amanecer despuntaba el alba y Changmin descansaba sobre las escaleras de mármol que daban a la playa con aire pensativo, miraba el sol salir y fumaba con un aspecto relajado. A sus pies había un montón de flores, joyas y monedas de oro cubiertas de cera con azúcar apiñadas de forma irregular dentro de un viejo cofre de madera. Era una ofrenda para el mar y para los padres de su bonito. Prometió que lo pediría adecuadamente.

Estaban listos para zarpar y poder interceptar a la tripulación Fénix en una semana y no podían retrasarlo más, necesitarían toda la protección que el mar pudiese brindarles. Y si estaba bien con los padres de Minho, cuidando de él se sentiría más confiado.

Le dio la última calada a su tabaco y lo tiro a un lado antes de levantarse y tomar los tesoros, se adentró en el mar hasta que la marea subió más allá de sus caderas y su ofrenda empezó a ser devorada por las aguas como si supieran para quien era.

Las flores y los pétalos flotando sobre el mar crearon un manto maravilloso y el brillo del oro producido por esos primeros rayos de un nuevo día, al ser tragado por el agua, crearon una visión mística.