sábado, 14 de febrero de 2015

Ilusión 27: ¿Bailamos? (3/5)



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“Pero Ryo irá con ustedes” había sentenciado la cocinera con un tono que no admitía replica y Minho aceptó a regañadientes mientras Changmin se comía todas las tartitas de manzana que había hecho pues básicamente solo había ido a otorgarle apoyo moral, toda la labor de convencimiento se la había llevado Minho, incluso con el propio Ryo, pero estaba tan feliz, incluso por el hecho de que la duquesa Kate no anduviera cerca o de lo contrario nada de eso sería posible.

Minho se veía tan normal, una simple camisa color crema y un pantalón corto de algodón a juego con zapatos cómodos y una capa pulcra de color café para proteger la identidad del príncipe.

—Oh, su alteza se ve tan bien, apuesto a que de este modo nadie va a reconocerte.

—Gracias por todo señora Ling, pero ¿Puedo irme ya? Changmin debe estar esperando… —alegó en voz baja mirando de reojo la puerta de la cocina. La mujer rio en voz baja al notar la alegría del príncipe y el apego que sentía hacia Changmin.

—Por supuesto, ya te puedes ir, pero no te alejes ni de Changmin ni del capitán Ryo ¿Me entiendes?

—Sí, sí, me portare bien. Lo prometo ¡Nos vemos señora Ling! —grito pues apenas le dijo que se podía ir salió corriendo dejándola con la palabra en la boca.

— ¡Ya estoy listo! —dijo Minho al divisar a los 2 hombres que esperaban por él.


— ¿Por qué no está usando su uniforme capitán?

—Oh, esto… —murmuro el corpulento Ryo con ropas completamente inusuales a las de alguien que amaba pavonearse por todo el castillo con su elegante uniforme color amaranto repleto de insignias que Minho ni sabía que significaban—. La cocinera dijo que no podía ir llamando tanto la atención.

—La señora Ling… —murmuro Changmin a sus espaldas ganándose una mirada penetrante de Ryo quien le respondió—. Por eso, la cocinera… —enfatizo  con desagrado.

—No capitán Ryo, Changmin ah tiene razón debe llamarla señora Ling. Ahora si no le importa ¿Nos vamos ya? O le voy a dar tiempo de arrepentirse.

—Comprendo su alteza, ahora si me permite… —inició Ryo haciéndole una reverencia, siendo ignorado por Minho quien lo paso de largo y se fue a colgar a uno de los brazos de Changmin, quien se tensó y giro a verlo mal, más que nada por la cara que había puesto el capitán de la guardia real.

—¿Por qué me agarra? Será un problema llevar las cosas delicadas con usted pegado todo el tiempo a mí —le hizo saber con cierto desdén—. Para eso nos acompaña el capitán Ryo.

Minho se enfurruño y le arrebato la canasta.

—Ryo, lleva la canasta.

Ordeno, dándosela sin mucha delicadeza.

—Por su puesto su alteza.

Acepto Ryo a regañadientes,  fulminando al jardinero de quinta, quien quería echarse a llorar, pero de risa, porque él no se había referido a eso.

— ¿Ya estas feliz Changmin? —pregunto Minho sin ocultar su sonrisa emocionada. Changmin se encogió filosóficamente de hombros y luego rodo los ojos. Sí, ya estaba feliz y tranquilo dicho sea de paso… Jamás el status le había pesado tanto… 

***

Y Changmin que había pensado que la etapa de los “¿Por qué?” era a los dos años, ni si quiera con Henry le pasaba todavía. Además había olvidado que el carnaval se acercaba y por ello la gente estaba demasiado dinámica adornando sus casas y la plaza principal del pueblo.

— ¿Es siempre tan ruidoso? —pregunto Minho con los ojos iluminados abrazándose con más fuerza al brazo de Changmin. 

—Usualmente solo hay personas comprando sus víveres, pero el carnaval se acera su majestad y todos los pobladores están emocionados por el baile que abrirá el evento dentro de un par de noches —comento Ryo para dejar de sentirse ignorado, recibiendo una bestial mirada de Changmin, porque el príncipe se estremeció extasiado a su lado, solo que sorprendentemente no comento nada más y eso no suponía nada bueno, al menos para él. 

Ya había notado la manera intrigada en que el capitán los veía, probablemente se preguntaba porque Minho prefería estar pegado como lapa a él y no a un gran militar joven, apuesto y condecorado, pero un completo inútil en todo lo demás. Changmin también se lo preguntaba pero no era para tanto.

—Oye Changmin voy a conseguir un par de flores ¡No tardo!

—¡Oiga, espere! —grito Ryo arrojándole la canasta con algo de rudeza, antes de salir corriendo detrás del príncipe.

—Ah, dios… ¿Por qué me complicas la existencia? —suspiro Changmin hacia el cielo antes de rebuscar en el saquito de dinero que le había otorgado la señora Ling, mirando intrigado un curioso papel escrito de forma apresurada en su interior.

“He colocado un poco de dinero extra,
así que cómprale algo lindo al príncipe.
P.D. Mantén vigilado al capitán Ryo, no me fio de él.”

Changmin asintió para sí y levanto la mirada al escuchar algo de revuelo en la florería, “Molesto par de idiotas…” Pensó caminando cansado hacia ese lugar, esperaba sinceramente que todo saliera bien.

***

“Changmin esto, Changmin lo otro, Ryo por favor camina más rápido, en serio Changmin ¿Por qué no me haces caso?, Ryo que te apures, ¡Cuidado vas a maltratar las flores! ¡Quiero ver el atardecer! Ya me canse…”

Changmin estaba agobiado, pero gracias a dios ya había terminado de hacer todos los encargos para la semana y esa misma tarde empezarían a mandar los alimentos al castillo, ahora ya podía ponerle algo de atención al príncipe quien estaba desquitando sus frustraciones con ese torpe de Ryo quien cargaba con las especias de la señora Ling.

—¿Les gustaría comer algo antes de volver al palacio?

—Si / ¿¡Ya vamos a volver!?

—Síganme por favor.

Tanto Ryo como Changmin ignoraron la pregunta de Minho y este reprimió las enormes ganas que tuvo de ponerse a llorar de pura frustración, ya habían hecho todo lo que le encargaron a Changmin y el príncipe se merecía al menos pasear un poco antes de volver, pero parecía que sus dos acompañantes no entendían que posiblemente jamás en la vida volvería a salir del palacio con tanta libertad, así que si no lo iban a acompañar él iría a pasear por su cuenta.

En un arrebato corrió hasta Ryo y le quito las flores con un gesto brusco echándose a correr sin rumbo ni con la intención de detenerse a pesar de haber escuchado las maldiciones que lanzo Changmin al aire y el gemido frustrado del guardia.

Minho corrió con todas sus fuerzas, con toda la libertad que jamás había sentido antes, y grito, rio, y volvió a gritar lleno de euforia, saltando a la primer fuente que vio con total ilusión, ensuciándose, riendo hasta no poder más, hasta que las piernas le fallaron y se tropezó cayendo sobre un charco, sin importarle en lo más mínimo tener lodo en la cara, porque jamás le habían permitido correr, ni gritar, ni ensuciarse la ropa, pero ahora que nadie lo veía podía hacerlo, podía disfrutar de la vida hasta que su corazón estuviese un poquito satisfecho.

Sus pasos torpes y la risa contagiosa que llevaba pintada en el rostro lo guio sin querer a una apartada colina, desde la cual podía mirar todo el puedo y también el castillo. No sabía que era tan grande ni tan esplendoroso, pero tan frío y silencioso por dentro.
Era un enorme descampado, pacífico y silencioso desde el cual podría mirar el atardecer sin perturbaciones o eso creyó hasta que se tropezó con una piedra que no había visto, y casi termina aplastando sus flores. 

¡Las flores!

—ugh… ¿Por qué hay una rocota en este sitio? —gimoteo sobando su cabeza al incorporarse torpemente, sorprendiéndose de sobremanera, al encontrar entre la hierba demasiado crecida, una lápida, ¡Era una lápida! 

Minho se sentó correctamente e irguió la espalda algo asustado, él iba a visitar el cementerio una vez pudiera ver el atardecer desde un sitio que no tuviera barrotes, pero encontrar en ese lugar a alguien descansando por la eternidad, era demasiado extraño. Con cuidado y no sin dudarlo antes  arranco un par de hierbas para poder leer lo que decían las inscripciones en la roca, pero sin esperárselo sus ojos se nublaron y las lágrimas cayeron tan copiosamente que sintió que se ahogaba apenas terminar de leer la inscripción de la tumba.

Él iba a ir a buscarlos, y ellos lo encontraron a él. 

“A los mejores padres que cualquier hijo podría desear.
Aquí yacen
Hana & Kyo Shim”

Minho controlo el temblor de sus labios y les sonrió, saludándolos en silencio, presentándose como le dijeron que debía hacerlo siempre hacia alguien mayor. 

De la señora Ling había escuchado toda la historia de Changmin y de sus padres, la forma en que murieron y el cómo al ser el hijo mayor él acepto cuidar de sus hermanos antes que dejarlos al cuidado de familia que ni si quiera conocían, lo duro que trabajo para poder encontrar un sitio en el cual vivir y el hecho de que ni si quiera pudo darles una sepultura adecuada a causa de sus ingresos, el renunciar a su sueño de ser un pintor famoso y viajar por el mundo…

Cada palabra para Minho significo una lección valiosa, su admiración por el mayor creció casi de forma insoportable, y aunque el príncipe sabía que era imposible conocer a los padres del mayor, al menos iría a obsequiarles un presente, por haber hecho de Changmin una persona tan maravillosa.

Minho jamás había trabajado con las manos, de hecho no lo hacía ni si quiera para él mismo, pero eso poco le importo al empezar a arrancar las hierbas que cubrían las lapidas, quitar las piedras que obstaculizaban el paso y hacer con ellas un camino hacia la verada, así los hermanitos de Changmin no se perderían cuando fuesen a visitar a sus padres. Ese día había aprendido más cosas que en toda su vida y agradeció haber conocido a Changmin y también les pidió permiso a sus padres para estar con él y ayudarlo un poquito a sobrellevar la encomienda que tenía en la vida.

Coloco las flores justo sobre el epitafio y se recostó en la hierba mirando el sol y después las estrellas hasta que fue acogido por un par de brazos cálidos que lo arrullaron hasta perder la conciencia.
Cuando Minho despertó lo hizo a la mañana siguiente y en su propia habitación, con el pañuelo de Changmin sobre su frente, quizás se había esforzado demasiado y por eso no recordaba como llego ahí, pero la caricia de la tela y el aroma acompañándolo eran demasiado gratos como para hacerlo pesar en un regaño, por ello guardo el pañuelo contra su pecho y volvió al mundo de los sueños, quería seguir sintiéndose vivo y descubrió que pensar en Changmin hacía perdurar ese sentimiento…

***

—¿Estás enojado conmigo?

—¿Por qué debería? ¿Por su imprudencia, su irresponsabilidad, su soberbia o por el hecho de entrometerse en los asuntos de los demás?

—Yo solo…

—Mire entiendo…

Interrumpió Changmin mirando a Minho escondiéndose de la señora Ling bajo un arbusto con su sombrero de paja bien puesto para evitar los bichos y la suciedad.

—Bueno la verdad es que no lo entiendo para nada… Ryo casi despliega a toda la guardia real y dudo que alguna vez acepte cualquier petición de su parte al menos hasta que sea rey, la señora Ling tiene planeado un castigo muy especial para usted y en cuanto a mí estoy más preocupado que molesto ¿Acaso no conoce su importancia? En usted hay una valía tan grande que yo preferiría dejar de hablarle… —Changmin lo miro a los ojos y no le pidió, le ordeno mantenerse en su sitio al ver que tenía la intención de levantarse y empezar a reclamar—. Pero la tumba de mis padres jamás se había visto tan “viva” y el excusarse no le valdrá ahora aunque se haya topado con ella por casualidad. La señora Ling me dijo todo lo que hablo con ella sobre mí, admito que encuentro eso como una descortesía muy grande, más aun viniendo de su majestad, ya que pudo preguntarme directamente todo lo que quisiese saber.  Es por esa razón que continuare hablando contigo, pero si querías ir solo tenías que pedírmelo.

Finalizó Changmin riendo tranquilo de la expresión del príncipe.

—Así que como soy tú único amigo y los amigos siempre se perdonan los malos entendidos vamos a imaginar que no pasó nada. Ahora ¿Hay algo más que quieras saber de mí? 

Minho sonrió ampliamente y se acomodó mejor, mirándolo curioso y demasiado emocionado ante los ojos de Changmin.

—¿En verdad eres mi amigo?

—Por supuesto.

—Eso es maravilloso… —exclamo Minho mirando hacia otro lado, avergonzando sin querer a su jardinero—. Ya veo Changmin… ¿Aún dibujas? —pregunto inocente, mirándolo con admiración. Para Changmin era como estar frente a sus hermanos y se sentía muy bien.

—Si, en mis ratos libres pinto con carboncillo, es un poco sucio y complicado, pero si compro instrumentos y materiales de dibujo adecuados estamos hablando de quedarme sin ingresos como por medio año, aun así seguro me haré de ellos cuando todo mejore ¿Y usted? ¿Qué hace en sus ratos libres?

—Platico contigo y con la señora Ling.

—Oh, que interesante ¿Y qué más?
Minho empezó a hacer figuras imaginarias en el pasto seco mientras Changmin se acuclillaba frente a él con una sonrisa interesada.

—Me gusta nadar, así que a veces nado un poco. También estoy aprendiendo a cocinar ¿Tú sabes verdad?

—Si mi madre me enseño, pero he aprendido un montón de cosas de la señora Ling y de la señora Marie, ambas son muy buenas cocineras… ¿Pero qué más hay sobre ti? ¿No hay nada más que quieras hacer próximamente?

Minho se rio y negó nervioso mientras Changmin suspiraba internamente, con lo impulsivo que era lo mejor que podía hacer era no despegarle los ojos de encima, cosa bastante sencilla, pues es lo que hacía en esos momento y casi siempre, pero por otras razones.

—¡Changmin deja de ocultar al príncipe y ven para acá!

Ambos se estremecieron al escuchar el grito de la cocinera y Minho se aferró asustado a la mano del mayor, quien le sonrió tranquilizador después de ayudarlo a levantar.

—Entre más rápido acabemos con esto mucho mejor, no te preocupes yo voy a intentar calmarla un poco y si no funciona ya nos tendrá que castigar a los dos…

—Gracias —dijo Minho demasiado nervioso y nada tenía que ver el hecho de sufrir un regaño.

***

Minho no podía recordar una época de su vida en la que había jugado y sonreído tanto, sus padres no estaban, la horrible Kate seguía enferma y él se la pasaba junto a Changmin explorando el palacio, aprendiendo a podar y cuidar de las plantas de su jardín, comiendo dulces y siendo regañados por todos sus tutores y la señora Ling, menos el profesor de francés quien ahora les daba clases de pintura a él y a Changmin cuando los veía fastidiando al tutor de italiano.

Shim era muy hábil dibujando casi en cualquier técnica, Francois, quien era su tutor, decía que solo le faltaba práctica y el estímulo adecuado, que él podría ayudarlo, pero Changmin siempre se negaba y decía que solo era un pasatiempo, sin importar que Minho viese sus ojos refulgir de emoción al estar pintando.

Se había comportado muy bien los últimos días, dentro de lo habitual, pero escuchaba emocionado los comentarios que caían en sus oídos de vez en cuando sobre el carnaval, jamás había asistido y quería mirarlo aunque fuese de lejos, después de la última vez no se arriesgaría ni a llegar al pueblo, pero podría mirar las luces y los adornos y escuchar la música y también olisquear la comida hasta ver los fuegos artificiales. Estaban a punto de dar las 9 de la noche y él desde hacía rato fingía dormir, desesperado por escuchar a sus guardias retirarse finalmente a descansar también. 

No paso mucho tiempo para que eso ocurriera y no tardo en salir de la cama y envolver un bulto para que se pareciese a él y cubrirlo con sus mantas, rápidamente salió por su balcón y bajo las escaleras que lo llevarían al jardín trasero desde el cual empezó a correr en busca de aquella puerta por la que Changmin lo había hecho entrar al palacio la vez de la pomada, varios días antes se había encargado de poner una capa, ropa sencilla y algo de dinero bajo un árbol cercano para poder esconderse entre los arbustos y no ser notado. Rápidamente se disfrazó y se apresuró en ir hacia el enrejado, trepando con algo de dificultad la valla pues el frío era intenso y sus dedos estaban entumidos, el bajar fue más complicado de lo que espero pero gracias a su miedo a caer, golpearse la cabeza y morir se esforzó en hacerlo con cuidado.

—¡Listo!

—Sí muy listo pero no tanto —dijo una voz a sus espaldas completamente conocida para él, experimentando por primera vez un estremecimiento emocionado a causa del aterciopelado siseo que lo paralizo en su lugar.

—Juro por dios que mis hijos van a tener que ser unos genios para intentar burlarme… 

— ¿Por qué estás aquí? —preguntó en voz baja volteándose para enfrentar esa sonrisa sincera y burlona dirigida a su persona.

—Porque sabía qué harías algo estúpido desde que Ryo te menciono el carnaval… Minho…

—Solo voy a mirar… —dijo con gesto suplicante—. Ni si quiera me acercare, solo, yo solo-

Changmin le cubrió la boca y suspiro con cansancio, tomándolo con suavidad de la mano después de acomodarle la capa y prestarle sus propios guantes de lana para que se le calentaran las manos.

—Iré a preparar a mis hermanos para salir a la feria un rato, puedes venir siempre y cuando su alteza se comporte y no llame la atención de forma innecesaria ¿De acuerdo?

Minho parpadeo encantado y asintió eufórico dándole un opresivo y asfixiante abrazo en respuesta, fue anhelante y duro, pero sincero e inocente, había tantas cosas que Changmin quería mostrarle a Minho que el hecho de hacerlo así de feliz al menos por un ratito era una gratificante sensación que no cambiaría ni por convertirse en el mejor artista del mundo.

—Ya, vamos, suéltame que se hace tarde —dijo Changmin apartándolo a regañadientes, porque podría ceder y eso sería su verdadera perdición…

—Está bien Changmin, gracias… por todo —dijo el príncipe enredando con dulzura sus dedos a los de él, caminando despacio a su lado sin buscar eliminar ese duro golpeteo en su pecho que parecía crecer y volverse más constante con su artista, como había empezado a llamarle últimamente en su mente, alrededor de él.

***

Los hermanitos Shim corrieron al pequeño recibidor de su casa al escuchar apenas la llave ingresar a la cerradura. Todos y cada uno estaba ataviado con sus más cálidos abrigos luciendo aún más emocionados al ver a su hermano acompañado del bonito príncipe de chocolate.

—Oh, oh, buenas noches su majestad —dijo Sooyun, muy propia mientras Jiyun abrazaba sus piernas antes de apartarse riendo y hacer una venia educada que desentonaba con la gran sonrisa sin dientes de la pequeña.

Henry lanzo un gorgoteo feliz desde los brazos de la señora Marie  elevando sus manitas hacia Minho.

—Oh que bueno que lo trajiste, hace mucho frío para que una vieja como yo ande corriendo tras 5 niños, toma iré a la plaza principal a beber cacao. Cuando se cansen de correr vayan a verme —dijo entregándole al niño a Minho antes de salir con una sonrisa evidente y una ligera cojera. 

—¿Están listos para ir al carnaval? —cuestionó Changmin mirándolos a todos con falsa seriedad antes de romper en una enorme sonrisa y empujarlos  fuera de su casa con la misma energía nerviosa que todos sus hermanitos y Minho desprendían, porque el príncipe pensó que Changmin también era como un niño, con tantas responsabilidades que quizás por esa noche podría ayudarlo a disfrutar sin ninguna preocupación encima.

Continuará.

Hola!! continuando con las actus de Aniversario :D Gracias a Nita Ming y Laura por sus comentarios!! Los aprecio mucho :D Cuídense!! 



2 comentarios:

  1. Ahhh también quiero conocer al de Princip e de chocolate y los hermanitos de
    Changmin son tan lindos.. aunque no es de extrañar porqMinMinho prefiere estar con Changmin que con el capitan


    Ohhh y felicidades por el aniversario del blog

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  2. Omg!! Son tan hermosos y perfectos.....minho es tan torpe,adorable, e inocente changmin esta por caer en las redes sel amor aun que no lo aparenta y minho ni se diga ya su corazón comienza a latir con emocion con solo verlo. Amo a la señora ling * 0 * ahora a esperar la próxima actu asd asd muero de ganas por saber que pasara en el carnaval haha con esos tremendos ...ahora espero que no vaya a pasar algo malo y que el principe regrese con bien a el palacio y que no se den cuenta o corren al reno asd asd ♥ aww ahora eapere connmucjas ancias la actu asd te pinchisss amo gracias por todos los fics hermosos que nos compartes de este par tan hermoso ♥

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