Reto 04: ChangMin + Canción + Crucero / By: Jaessi.

Dedicatoria: Kirumo-chan, porque colocó el reto.

Sara chan porque si no hubiese decidido esperar que tomaran el reto no hubiese podido hacerlo.
Naomi, mi madre asgas te amo joder

(Nostalgias-Rocío Durcal)

Quiero emborrachar mi corazón
para apagar un loco amor
que más que amor es un sufrir.
Y aquí vengo para eso,
a borrar antiguos besos,
en los besos de otras bocas.

Diafano, así se entendía el rumor de los acordes de la viola.  Interpretados por las manos que, suaves en su dorso y de yemas rasposas tuvieronel honor de deslizarse por su piel de leche-

De su interpretación emanaba el dolor puro que sentía, más allá de lo que podía verse. Desde el fondo de su ser, su alma y corazón entonaban las notas de aquella melodía y se impregnaban de lleno con su triste significado.

Si su amor fue flor de un día
porque causa es siempre mía
esta cruel preocupación.
Quiero por los dos mi copa alzar
para olvidar mi obstinación
y más la vuelvo a recordar.

-Choi Minho- Había escuchado salir de sus labios cremosos.

Aquella noche estrellada, ni el ostentoso crucero, ni la enigmática inmensidad del mar habían logrado robarle el aliento tanto como aquel joven. A un hombre de mundo como él, cuyo amor no era más que la música que interpretaba.

Considerando la belleza como un don eterno que jamás podría encontrarse en un contenedor físico, cayó ante la apariencia y la frescura efímeras de su juventud.

Mientras, junto a otros músicos, interpretaba el vals, no podía despegar su mirada de los orbes, profundos y azabaches, cuyo dueño se había convertido en su obsesión.

Al compás de la elegante coreografía que aquellas personas de la alta sociedad ejecutaban, su corazón retumbaba. Fuerte, como si quisiera escapar de su pecho y postrarse a los pies de nuevo poseedor.

-Dugeun dugeun-Retumbó. ¿Qué era esa nueva sensación?

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Aquella fue la primera, pero no la última noche en la que lo tocó.

Su mente se había elevado a niveles de placer insospechados, sus sentidos estaban enfocados en un solo objetivo: alcanzar la gloria junto a aquella criatura, sobre la cual se movía con fiereza, empujando fuerte entre sus piernas mientras esta, bajo suyo, permanecía apenas consciente, acompañándolo en su delirio.

Apenas podía escucharse a sí mismo fuera de los gemidos contrarios y el sonido obsceno que producía el choque de sus caderas contra las contrarias.

No había quedado parte del cuerpo del joven que no hubiese y humedecido con sus besos. Ahora, cerca del momento cumbre, había entrelazado sus dedos y hundido su mirada en la contraria. Lo miraba con embeleso, sintiendo el estremecimiento de su vientre transformarse en una sacudida violenta y acompasarse a la inocente contracción que aprisionaba su miembro.

Entonces lo sintió. Sus ojos vieron lluvia de colores en el techo del camarote y su cuerpo calló sobre el de su amante; con la marea de emociones inundándolo, llevándose lejos su cordura.

Y allí, como un pobre animal indefenso, desnudó su alma y su corazón, entregándolos ciegamente.

Nostalgias... de escuchar su risa loca
y sentir junto a mi boca, como
un fuego su... respiración.

Cerró sus ojos y derramó una lágrima ante el recuerdo de su primera entrega al que se había convertido en su único y verdadero amor.

Sus manos temblaron y sus dedos, ahora vacilantes, encontraron la forma de continuar deslizándose sobre las cuerdas de la viola. Su corazón se desangraba lentamente. Ahora solo necesitaba desahogar sus penas, tan solo unos instantes,  y luego dejar que el dolor lo consumiera.

….-¡Changmin-ssi! No seas lento y ven-….

…-¡Yah! Me mojaste… ¡ten cuidado porque te arrojaré al agua!...

….-Changmin, bésame….

Angustias... de sentirme abandonado
y pensar que otro a su lado, pronto,
pronto... le hablara de amor.

La travesía había finalizado. Y con ella su aventura amorosa, la cual, una vez creyó, podría durar para siempre.

Pero tan rápido como llegó, su amor se fue. De la mano de un ilustre caballero que le esperaba al desembarcar.

-¡Minho!-

-¡Minho!- No hubo respuesta. Ni una mirada, ni un adiós… no hubo ni siquiera una despedida implícita en las caricias pasionales de la noche anterior.

Desde ese día, luego de jurar que no volvería a amar, continuó con su carrera musical.

Las cosas no mejoraron, ni siquiera podía sacarlo de su cabeza. En cada puerto al que llegaba, adquiría los boletos para la próxima embarcación. Sumido en su desesperación, lo buscaba entre la multitud de cada crucero que abordaba y entonaba en la viola, su melodía de tristeza, esperando a que él pudiese escucharlo.

Hermano, yo no quiero rebajarme,
ni pedirle, ni rogarle, ni decirle...
que no puedo más vivir.
Desde mi triste soledad,
veré caer, las rosas muertas...
de mi juventud.

Abrió los ojos. Detalló el lujoso salón de baile. Lucía justo como aquella noche, la noche en la que lo conoció.

No había abordado el mismo barco. Lo sabía. Incluso las personas eran diferentes, pero no había distinción en su mente.

Recorrió con mirada ansiosa el espacio a su alrededor. Buscando indicios de su espesa cabellera negra. De sus hermosos ojos. De su deliciosa piel.

Anhelando, desde lo más profundo de sí, que igual que aquella vez, se encontrara mirándolo.

-Dios, permite que vuelva a ver sus ojos, que vuelvan a capturar mi corazón…

Su imagen se materializó, repentinamente, a escasos metros de su persona. Devolviendo los latidos a su desgarrado órgano interior.

A pesar de ser consciente de las jugarretas de su mente, en su miseria solo pudo sonreír.

Cesó todo movimiento. Dejó caer sus brazos, inertes, a  ambos lados de su cuerpo y se acercó vacilante al reflejo de su eterna tortura.

-Choi Minho-Le pareció escucharle decir. Entonces asintió suavemente, sintiendo sus ojos arder y un nudo atorarse en su garganta, antes de comenzar a llorar.

Desde mi triste soledad,

 veré caer, las rosas muertas...

de mi juventud.