viernes, 11 de febrero de 2011

Reto 00: Minho + Ipod + Changmin / By: Karla.

Reto 00: Minho + Ipod + Changmin / By: Karla.

Me gusta atender cada uno de los llamados de mis hyungs –escritos o hablados. Va más allá de recepcionar el mensaje; es leer entre líneas, tener el criterio para saber si es un saludo casual o es un tuve un mal día camuflado. Mis dedos digitan cada número al devolver la llamada, un taxi se puede tomar desde cualquier lugar siempre, para estar ahí, para escuchar, para aprender. Es un ambiente diferente, casi adulto o luchando porque así sea; las risas, quejas y llantos llevan mucho más tiempo fermentando, por lo tanto hay una máxima mucho más significativa al final del día. Yo sé que recoger las experiencias de los demás no me hace más sabio sino hasta cuando tropiezo y me levanto, pero eso no quita que me sienta un poco más mayor –un poco, sólo un poco-, al ser consciente de los fallos que cometeré y/o sortearé. Algo más adulto, mientras chocamos nuestros vasos y veo una tristeza profunda en un par de ojos ajenos.

No obstante, cuando es el nombre de
hyung el que resplandece en la pantalla de mi handphone, se me descuentan los años. Vértigo y una sonrisa demasiado atolondrada. Absolutamente todo queda rezagado con un ¿estás ocupado?

-o-


Su Ipod celeste desprende dos pares de audífonos blancos sobre las sábanas blancas, entre nosotros. No me lo va a decir hasta que él quiera. Ni aunque me quede toda la noche con él o se lo pregunte directamente. Es un poco como yo: si das 2 pasos hacia él, se alejará 3; si te quedas donde estás, se acercará 1 paso. Lo cual hago, no lo disturbo, ni siquiera cambio la emisora de la radio –
pues siempre hay nueva música por descubrir, Minho-, disfrutando una pieza agradable, mirando el techo blanco humo.

Hasta que suena aquella canción. No tiene porque ser una de su grupo, pues la mente las repele automáticamente de tantas veces repetida cuando la ensayas, sin causar nada en ti salvo por tus labios que pronuncian la lírica por inercia. No, es aún más delicado: es una de esas poquísimas canciones por las cuales los cinco compartían el gusto –
somos un equipo no fucking quintillizos, por supuesto que diferimos en más del 80% de las cosas.

Changmin se remueve ligeramente, a mi derecha, su tórax se expande más de lo debido al respirar, sus dedos de la mano izquierda forman un remolino en la sábana. Mi derecha toma su mano, toda, seguro; ya es hora de hacerle recordar que estoy aquí, que no me he movido pero que estoy aquí. Hice bien, pues da un cuarto de vuelta hacia mí, la mano que sujetaba la mía ahora está amoldada a su cabeza, la derecha se arrastra por mi cintura, trayéndome hacia él, sin girarme. Estoy un poco más abajo que él, elevo mis ojos para enfocar los suyos, con una mano le quito uno de los auriculares, con la otra me quito ambos yo. Él está listo.

- Hoy es –Lo piensa.-, una de esas fechas. – Aniversarios, cumpleaños, compromisos, los recuerdo todos y cada uno, pero éste debe ser nuevo. – No se supone que sea muy especial, pero lo terminó siendo. La madre de Jae siempre ha sido bastante… maternal. – Por su tono puedo intuir que se contuvo de usar otra palabra, por lo que esboza una pequeña sonrisa y admite luego.- Efusiva, insistente,
melosa. – Su voz se eleva en la última palabra, pues era la que realmente quería emplear. Sonrío ante su frustración. – Si a nuestras madres les costó dejarnos ir, ella nunca se hizo a la idea. La teníamos a todo momento alrededor. Era algo exasperante algunas veces, pero al final terminamos acostumbrándonos. Más que eso, llegamos a depender de ella, mucho más que de nuestros asistentes. Por eso --y no porque nos obligaba-- festejábamos su cumpleaños todos juntos, con un pastel casero y regalos improvisados de nuestra parte. –Sumerge sus dedos entre mis cabellos, suspira.- Se terminó convirtiendo en una costumbre pasarlo con ella, no importaba dónde. La pasábamos tan bien todos.

No se quiebra, sus ojos ni siquiera están acuosos o su barbilla temblando. Pero lo escucho en su pecho: pedacitos de vidrio tintineando al caer. Me giro, le abrazo fuerte, se ahoga un poco, no por mí, sino por la nostalgia que ha llegado sin llamar. Esta noche les extraña, con cada célula, con todas sus fuerzas. Debe haberse comunicado con ellos, pero no es lo mismo, nunca lo será. No hay comparación entre ser testigo de alguna gilipollés de Junsu y romper a reír, que escucharles relatar su día a través de una videollamada tan nítida como fría.

Me yergo, coaccionándolo a recostarse totalmente en la cama, le reparto besos en la frente. Su temperatura está un poco alta, su piel quema en mis labios. Me creo altura apoyándome en mi codo derecho, entierro mis dedos entre sus cabellos, soplando levemente, una y otra vez. Le dejo que me encierre entre sus pesados brazos, que cierre sus ojos, que se esconda.

¿Cómo decirle que todo estará bien? Si ni siquiera tengo la certeza de que todo continuará tan estable como hasta ahora en mi propio grupo.

- Por siempre juntos. – Murmuro, mis labios contra su frente. – Ustedes cinco.

Me suelta un poco, me mira, su mano en mi nuca me estrella hacia un beso. Breve, sincero, sin intenciones escondidas. Vuelvo a airear sus cabellos y
aprendo. A apreciar cada momento con mis compañeros, por insulso que sea; a profundizar mis lazos con ellos, a no tener miedo de quererlos y necesitarlos. El camino fácil es no envolver sentimientos, el difícil es entregarte totalmente a ellos y asumir las consecuencias, me dijo un día, pero, Minho, vale la pena.

Tiemblo un poco porque lo hago: me entrego a mi grupo, a lo que somos todos juntos, justo como ellos lo hicieron. Y da miedo. Porque dolería, mucho, muchísimo, en lugares impensables; los ojos de hyung me lo dicen, antes de cerrarse entre abanicazos soñolientos.

Envío un mensaje de texto avisando que no voy a llegar hoy. Así como sé que está durmiendo ahora, puedo asegurar que se levantará en un par de horas por un vaso de leche caliente y galletas de avena. Me gusta anticiparme a sus necesidades, adivinarle un poquito, removerle cuando tiene un mal sueño, dejarle mis labios para cuando él quiera. También me gusta
–con miedo a afirmarlo- ser su constante, ser ese lado sano de su corazón, tome lo que tome volver a reparar el otro lado.

Hoy noche aprendo, amo, anhelo. De sus heridas, de mi preocupación.


Palabras: 1,096.

4 comentarios:

  1. Oh mi dios me llego es tan lindo, tierno y Minho lo apoya en un momento q todas sabemos debio pasar mi pobre changminnie hwaiting porque todas te amamos!!!

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  2. waaaaaaa tan lindo!!!!!
    asdfsadf dios... eso fue tan lindo y bonito *O*
    tu tan linda escribiendo sobre el soporte ^^

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  3. ;___________; Llore adssadas es muy hermoso .... espero que minho siempre lo haya apoyado en lo que paso aww pobre mimmie <3 Estuvo genial~

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